MINISTERIO DEL INTERIOR

Los otros ‘De los Cobos’ purgados por Marlaska: del general que indignó a ERC a la valla de Melilla

De los Cobos Marlaska
Grande-Marlaska y sus otros cuatro 'De los Cobos'.
Pelayo Barro

El Ministerio del Interior de Fernando Grande-Marlaska está dispuesto a batir un récord: destituir dos veces a un coronel de su mismo puesto. Diego Pérez de los Cobos fue apartado de la jefatura de la Comandancia de Madrid en 2020 por negarse a informar al Gobierno de una causa judicial secreta, y Marlaska ya se prepara para volver a destituirle cuando tenga que dar cumplimiento a la sentencia del Tribunal Supremo que anula aquella primera destitución. El caso de De los Cobos es insólito, pero durante el mandato de Marlaska se han producido otras purgas similares en la cúpula de la Guardia Civil. Oficiales que se convirtieron en mandos incómodos para el Gobierno y que lo pagaron con su puesto.

General Garrido

El general (R) Pedro Garrido.
El general (R) Pedro Garrido.

«Las pretendidas sonrisas revolucionarias se convierten, con más facilidad de la que cabe pensar o desear, en tan sólo el rictus que disimula el odio y la mezquindad, capaz de generar destrucción, dolor y sufrimiento bajo la justificación de la defensa de una causa que la ley no contempla». Ni el autor de esas palabras ni el escenario en el que se pronunciaron eran asunto menor: fue el general de Brigada Pedro Garrido, jefe de Zona en Cataluña, en un discurso en el que estaba presente la cúpula de la Consejería de Interior y de los Mossos, que incluso abandonaron molestos el lugar. Fue el 10 de octubre de 2019, tan sólo cuatro días antes de que se publicase la sentencia condenatoria a los golpistas del 1-O. Marlaska reaccionó enviando a la entonces delegada del Gobierno en Cataluña al cuartel general de los Mossos con una misión: pedir disculpas.

Las palabras del general Garrido, que ensalzó también la investigación que llevó a cabo la Guardia Civil sobre el 1-O, provocaron una gran polémica entre el independentismo. Desde ERC, que pocos meses después apoyaría a Pedro Sánchez en su investidura, exigieron al Gobierno la cabeza del general por este «agravio».

Y se cumplió, pero no de inmediato: un año y medio después, el Boletín Oficial del Estado publicaba la orden interna  241 por la que se dispone «el cese del general de Brigada don Pedro Garrido Roca, en el Mando de la 7ª Zona de la Guardia Civil, comunidad autónoma de Cataluña». Interior forzó su jubilación al negarle el ascenso de general de Brigada a general de División al que optaba. Algo común en aquellos que ostentan mandos de zona de la Guardia Civil. Pero aquellas palabras de Garrido, un general nacido en Cataluña y curtido contra ETA en los llamados años de plomofueron su sentencia y el principio del fin de una carrera de 40 años de servicio al Instituto Armado.

Coronel Corbí

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El coronel Manuel Sánchez Corbí.

En pleno verano de 2018, con Pedro Sánchez recién llegado a La Moncloa y Fernando Grande-Marlaska estrenando despacho en Interior, salta la noticia de que la Unidad Central Operativa, Cuerpo que investiga casos de corrupción política, entre otros asuntos, ha quedado inoperativa.

Así lo certifica un escrito que se filtra a la prensa, en el que el entonces jefe de la UCO, el coronel Manuel Sánchez Corbí, advierte a sus agentes que se ha agotado «la caja de fondos de gastos reservados correspondiente a la Unidad Central Operativa, lo cual motiva que no se pueda hacer frente a necesidades económicas derivadas de los gastos propios de funcionamiento de los distintos Departamentos de Investigación y Apoyo».

La respuesta del Gobierno ante esta carta, como podría esperarse, no fue abrir el grifo de la financiación para las investigaciones, sino decretar de forma urgente la destitución «por pérdida de confianza» del coronel Sánchez Corbí. Presentó recurso contra la decisión de Grande-Marlaska, pero, a diferencia de lo ocurrido con De los Cobos, el Tribunal Supremo terminó avalando su destitución por ser «clara y concisa».

El Alto Tribunal no entró a valorar si había motivaciones políticas tras la destitución, tan sólo certificó que, formalmente, la fórmula de la misma  había sido correcta. A Sánchez Corbí, otro agente bregado contra ETA y rostro conocido por su participación en grandes operaciones policiales, se le recolocó en un despacho de la Dirección General como jefe del Servicio de Protección y Seguridad (Seprose), dedicada a tramitar burocracia y permisos para empresas de seguridad privada. Su despacho, por cierto, no está lejos del de Inspección de Armas y Explosivos que ocupó tras su destitución el coronel Diego Pérez de los Cobos.

Coronel Torresano

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El coronel Torresano.

Desde que Grande-Marlaska llego al Ministerio del Interior han sido varias las ocasiones en las que ha estado acorralado políticamente por su gestión. Pero uno de los escándalos que más amenazó su puesto tuvo lugar el pasado verano, cuando al menos 23 inmigrantes fallecieron durante un intento de asalto a la valla de Melilla.

Marlaska tuvo que dar explicaciones en el Congreso, fue señalado por mentir al negar la presencia de militares marroquíes en zona española, y obligó a un mando de la Guardia Civil de Melilla a desplazarse a Madrid para enseñar los vídeos de la actuación a los diputados de la Comisión de Interior. Entre ellos, los de ERC y EH Bildu, que pedían depurar responsabilidades en entre los agentes participantes.

Al frente de la Comandancia de Melilla se encontraba, desde noviembre -meses después de los sucesos-, el coronel Jesús Vicente Torresano. Ante la presión política, el coronel exigió a Interior que elaborase un protocolo claro sobre cómo deberían actuar los agentes en futuros saltos, para que su trabajo no se pusiese en entredicho. Además, certificó que la labor de los suyos en la valla no era reprochable y no daría pábulo a las exigencias de sanciones que llegaban insistentemente al Gobierno desde sus socios independentistas.

Aquella negativa a castigar a los suyos -49 de ellos resultaron heridos en aquel salto- le costó el puesto: Interior tramitó su destitución el pasado 31 de enero, publicándola en el Boletín Oficial del Estado. Sólo estuvo tres meses en el cargo. Pero, a diferencia de lo ocurrido con Corbí o De los Cobos, su destitución no se justificó con «pérdida de confianza», sino por «necesidades del servicio». Una vía que evitaba problemas a Interior. Le enviaron a Enseñanza. Esa es la misma fórmula que ahora estudia Marlaska para volver a purgar a De los Cobos.

General Contreras

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El general (R) Contreras.

Grande-Marlaska, que concurrió en las listas del PSOE por la circunscripción de Cádiz, ha visitado en múltiples ocasiones la provincia desde que es ministro. Y en muchas de esas visitas ha recalcado los éxitos policiales contra el narcotráfico y la inmigración ilegal. Éxitos en los que, a nivel interno en la Guardia Civil, atribuyen parte del mérito al general de Brigada (ahora en la reserva) Manuel Contreras.

El general Contreras fue, desde 2016 hasta octubre de 2019, jefe de la IV Zona de Andalucía de la Guardia Civil y responsable del Organismo de Coordinación del Narcotráfico (OCON). Bajo su mando, el Plan Especial de Seguridad para el Campo de Gibraltar se anotó grandes cifras: 4.825 narcos detenidos y 150 toneladas de droga incautada.

La del general Contreras era una figura respetada y prestigiosa dentro de la cúpula de la Guardia Civil, pero al parecer tenía una mancha: haber tenido una buena relación con el ex ministro del Interior del PP Juan Ignacio Zoido, el hombre que le nombró en el puesto.

En octubre de 2019, el Gobierno decidió -como ocurrió después con Pedro Garrido y De los Cobos- no aceptar la propuesta del Consejo Superior de la Guardia Civil que le señalaba como claro candidato al ascenso a general de División. Al pasar cuatro años en el mismo empleo, fue forzado a pasar a la reserva y jubilarse. Un movimiento que causó indignación en la cúpula del Cuerpo, donde Contreras era muy estimado.

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